La Paz, Bolivia
21 de noviembre de 2024
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En los últimos días se escucharon declinaciones de candidatos a la alcaldía paceña como en otrora el año pasado escuchábamos, tras los resultados de una encuesta, la declinación de uno u otro candidato. El 2020 declinaron a su candidatura la misma presidenta de facto de Bolivia Jeanine Añez, le siguió Jorge Tuto Quiroga y otros candidatos con menos opciones de ganar, pero todos con el mismo fin y común denominador, ganarle al MAS y no restar votos a otros neoliberales sean cual fueren.
Lamentablemente la oposición en Bolivia sufre y tiene un escaso nivel de lucha y trabajo por Bolivia y su único fin en los últimos años –y quedó totalmente demostrado– fue ganarle al MAS las elecciones sean cual fueren y este año no es la excepción. No cuentan con plan de Gobierno, acciones claras en favor de la población, ni intenciones de luchar una elección para ganar y lograr hacer crecer a su departamento o región, su único fin es ganarle al MAS y por ende ganar el poder y luego de ello, hacer como hicieron varios de los acólitos de Jeanine Añez.
Y para muestra un botón: Elio Montes exgerente de Entel durante el régimen de Añez, ingresó e inmediatamente se subió el sueldo él y sus gerentes, “disque para no hacer corrupción según Ivan Arias”, se alojó en hoteles de lujo en La Paz, utilizó aviones y jets privados para trasladarse a su natal Santa Cruz y gozó de los lujos y comodidades que le diera un cargo de una de las más grandes y estratégicas empresas en Bolivia como lo es Entel. Posteriormente se fugó a los EEUU y nunca respondió a los cargos y juicios por corrupción en esa estatal. ¿Es solo para eso que quieren entrar al poder o realmente tienen un plan de gobierno subnacional y quieren ver grande a su país y/o a su región? Y eso por no hablar del caso respiradores, YPFB, el desmantelamiento de EASBA y muchos otros casos que llenarían varias páginas de este medio.
La pregunta sobra. Décadas y décadas muchos de los opositores de derecha albergaban un cargo y una silla en las instancias gubernamentales solo para agrandar su bolsillo, regalar los recursos naturales a intereses extranjeros del norte, privatizar y vender empresas estatales y poner a sus hijos en lindas escuelas en el extranjero, lucharon, luchan y lucharán por ello; a contrapartida Bolivia, antes del 2006, ocupaba los primeros lugares en pobreza extrema, desnutrición y mortandad.
El mismo discurso se escuchaba el año pasado cuando absortos, derechistas y neoliberales, en ese entonces, veían y escuchaban las encuestas y sabían que iban a perder. ─hay que unirse contra el MAS─, ─No hay que dejar que ese partido vuelva al Gobierno, muchos deben bajarse del tren para dar paso al que mejor chance tiene de ganarle al MAS─. ─Si gana el MAS volverá la dictadura, uuuucha nos vamos a tener que escapar, hay que unirse─, repetían varios de sus intelectuales, analistas y acólitos de esa élite política que gobernó el país durante el año más negro de la historia de Bolivia 2020, (no solo por la pandemia, sino también por sus actos de corrupción y las masacres que hicieron en Senkata y Sacaba, la paralización de las empresas estatales entre otros).
De propuestas no se escuchaba nada, de ganas de trabajar por el país nada, solo en lo más recóndito de su corazón deseaban ganar las elecciones para supuestamente no ir a la cárcel, tras el golpe de Estado, o poder vender a precio de gallina muerta el Litio al país del norte, o privatizar una empresa clave para el país a otro de sus acólitos; pero plan para desarrollar Bolivia, hacerla fuerte y poderosa, incluyendo a los indígenas, trabajadores y obreros del país, nada; o solo en el discurso.
Este año 2021 no es la excepción, la oposición está urgida de ganar las elecciones subnacionales en las ciudades capitales y gobernaciones por distintos motivos, pero ninguno de ellos es el empoderamiento de su ciudad o departamento. Lo que les mueve es poder rearticularse en una de esas reparticiones institucionales de Bolivia, para lograr poder; nuevamente, sacar lo más posible el dinero de ese municipio u Gobernación y de esa manera tratar quizá de intentar ganarle por enésima vez las elecciones al MAS en 2025; o quizá para tratar de armar otra paranoia de discurso de que en Bolivia hay dictadura y pues como en 2019 tratar de generar otro golpe de Estado con ayuda de alguien del norte y sus medios de comunicación, claro está.
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